El desafío radicó en darle un estilo francés a un edificio antiguo cuya fachada es monumento de patrimonio nacional.
La sinergia entre el diseño y la construcción concluyó en la entrega de uno de los hoteles boutique más icónicos de Chile. Se logró un equilibrio entre el requerimiento del cliente y el sello de LDZ a través de las terminaciones de gran calidad.